Capítulo 8: Religión
y Moralidad
Patricia Churchland empieza su argumento aludiendo a que la mayoría de personas relatan actos moralmente valerosos de acuerdo a
sus propias experiencias de vida. Asimismo -dice ella- las personas creen que la moralidad se origina en la conciencia humana
y que contiene la ley natural que Dios quiere
que sigamos. Este tipo de personas tienden a creer en dos posturas: 1) a menudo albergamos sentimientos intensos de lo que es correcto e
incorrecto, y 2) que existe una especie de entidad metafísica (conciencia) a la
que podemos recurrir para hallar soluciones moralmente correctas.
Por otro lado-continua Patricia C.- las religiones
en las que una metafísica de los seres divinos ocupa un lugar poco destacado,
suelen tener una visión más mundana de los orígenes de la moralidad y su propósito.
En este tipo de religiones con una metafísica ligera, la sabiduría moral es humana. Sin
embargo, en las tradiciones con una metafísica intensa, la conexión entre Dios y
la moralidad es considerada como axiomática.
Esto lleva a Patricia C. a afirmar que cualquier cosa que haga que algo sea correcto o
incorrecto, se sienta en la naturaleza de los seres humanos y la sociedad
establecida, no en la naturaleza de los dioses que inventamos. Porque ¿cómo podemos
determinar quién tiene un contacto fidedigno con Dios para que nos informe al resto
de mortales acerca del modo en que Dios quiere que nos comportemos?.
Incluso en las
religiones que se muestran de acuerdo con los mandamientos de Dios sus seguidores
rara vez cumplen esos mandamientos al pie de la letra. Por ejemplo para los judíos
matar es malo, sin embargo, en la práctica,
muy razonablemente consideran que matar en tiempo de guerra es un acto aceptable,
porque es una mediada de autodefensa.
A pesar de ello, no todas las religiones entienden
la moralidad como un factor que dependa de Dios, por ejemplo el Budismo, el confusionismo,
el taoísmo y otras religiones asiáticas carecen de la teología de una persona divina
y su sabiduría moral es de este mundo, no sobrenatural. Su sabiduría de estas religiones
está abierta a discusión o no es axiomática.
A partir del análisis anterior que realiza Patricia
Churchland, logra concluir que sí existe una conexión entre religión y moralidad, pero este vínculo es principalmente sociológico, no metafísico. Para ella "la moralidad
existe y está sentada en nuestra biología, en nuestra capacidad para sentir compasión
y en nuestra capacidad para aprender a imaginar". Es este razonamiento, la piedra
angular que caracteriza el pensamiento de Patricia Churchland.
Churchland, P. (2012). El cerebro moral: Lo que la
neurociencia nos cuenta sobre la moralidad. Ed. Paidós. Cap. 8: Religión y
Moralidad, pp. 209 – 223.
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